El viaje a través de la meditación puede acontecer de muchas formas, tal y como sucede con cualquier otro viaje en la vida.

No hay una sola forma de llegar hasta Madrid. La experiencia del trayecto dependerá del lugar de partida y del transporte elegido. El viaje puede ser rápido y cómodo si te encuentras en una capital con la estación del AVE cercana, pero puede ser muy largo e incómodo si estás perdido en un pueblo de montaña que no goce de buenos accesos y medios de transporte hasta Madrid, o al menos hasta la estación del AVE más próxima. Si estás en la estación adecuada, en el andén correcto, a la hora precisa, con seguridad te subirás al tren que te llevará a tu destino.

La meditación es ese tren. La estación, el andén y la hora representan tu “territorio interior” con sus diferentes componentes cognitivos, emocionales e instintivos. El encuentro favorable y oportuno de ambos, meditación y “territorio”, puede cambiar muy positivamente tu vida.

Así pues, el lugar interior desde donde inicias y practicas la meditación es importante y condicionará la adhesión y regularidad en tu práctica y, por tanto, los beneficios y las distintas experiencias que puedas obtener de ella.

Recuerda que no hay beneficio sin inversión, ni inversión sin motivación. La motivación perdura en el tiempo si se asienta sólidamente. El viaje de la meditación acontece mejor cuanto más consciente eres de tu mundo interior. A su vez, la práctica meditativa te permitirá, como se ha demostrado en numerosas investigaciones, una mayor consciencia de ti mismo y un desarrollo armónico de las tendencias evolutivas de tu personalidad, al disolver de manera suave y natural los conflictos internos y las tensiones subconscientes de tu mente que fragmentan tu personalidad y bloquean tus recursos cognitivos y emocionales.

Esas tensiones y resistencias serán las responsables de las distintas y únicas experiencias que la meditación te ofrezca durante los primeros años, pues son como filtros de colores que distorsionan la luz blanca y pura de la meditación.

Es fácil entender pues, que cada meditador experimentará su propio viaje en función de su equipaje. En definitiva, tu práctica habla más de ti que de la meditación.